Los grandes saben cuando morirse para fastidiar a todo el mundo. Chavela Vargas dijo que lo haría en domingo para molestar y así fue. Gabriel García Márquez se rió de las beatas costumbres con las que creció en Colombia y hasta los pasos más recogidos de Jueves Santo se detuvieron durante un minuto para llorar la muerte del biógrafo de Latinoamérica, el hijo del telegrafista que dio forma de libro al sentir de un continente. Porqué las lágrimas llegaban desde la Patagonia hasta Tijuana y desde San Ángel a Aracataca. García Márquez será incinerado "en privado" y el lunes por la tarde se celebrará un homenaje en el Palacio de Bellas Artes de México DF.
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